Sufismo - Tariqa Qadiría Butchichía


El Puente

Los místicos del Islam han comparado al Profeta con  barzakh, el Istmo entre el mundo de la Creación y el Ser Puro. Es aquelloque vela y revela a Dios en su infinitud. Él es la mediación necesaria para toda alma que desea la unión divina; el Maestro espiritual es aquél que ha realizado en él mismo el secreto de la luz Profética (Nur Mohammadiya) y ha accedido por ella al Conocimiento Divino. Él cumple desde entonces el rol de mediador indispensable en toda verdadera iniciación.

La cuestión a aclarar es la de saber si todo hombre realizado espiritualmente puede cumplir necesariamente la función de Maestro.Salvo en casos muy excepcionales, en la tradición sufí, esto solo es posible si este hombre recibe explícitamente elidhno autorización espiritualdel mismo Maestro que lo inició y que es el único capaz de juzgar la realización real del discípulo y la función que el podría y debería asegurar. Esteidhnno depende, por lo demás, de la propia voluntad del Maestro, procede sobretodo de una orden trascendente que le ha sido revelada.

En tanto que tal, posee una virtud y una eficacia propias sin las cuales toda enseñanza estaría abocada al fracaso o, peor todavía, a toda suerte de desviaciones. Es ésteidhnel que fundamenta la necesidad de una cadena iniciatica (silsilah)que debe remontarse de Maestro en Maestro hasta el Profeta del Islam (s.a.s.).La realización espiritual, el idhn y la silsilah son las tres características distintivas de la autenticidad de un Maestro Espiritual en el Islam. Hace falta precisar que éste no debe ser un extasiado en Dios (majdhub, loco de Dios) sino que después de haber pasado por la embriaguez de la unión, él debe volver a la sobriedad de la estricta observancia de la Ley revelada. Esta realización es el estado perfecto que le permite conducir a su discípulo en el camino de los conocimientos espirituales manteniendo una relación sana y normal con la sociedad y el mundo exterior. La enseñanza de un Maestro no es de carácter discursivo, sino que se rige por la virtud secreta del flujo espiritual vehiculado por el dhikr, formula de invocación o profética que le remite al discípulo; es en virtud de la autorización espiritual del Maestro, de origen trascendente, que la invocación de las formula deviene eficaz. Sin ella, estas invocaciones serian vanas, en el mejor de los casos, sino peligrosas y nocivas para el alma. La recepción de este influjo espiritual para el discípulo, que supone para él un verdadero "Fiat Lux" que transforma y ordena un caos interior, es vivida como una experiencia que se paladea, que tiene un sabor espiritual que solo conoce aquel que la ha experimentado por él mismo. Es ahí entonces cuando surge una comunicación espiritual entre el alma del Maestro y la del murid que introduce la necesidad de un lenguaje alusivo (Isharah) lenguaje por el cual el Sheykh guía a su discípulo en su viaje interior,   todo y que aquí los términos del lenguaje ordinario no se aplican de una manera analógica a las realidades referidas.

" Tu maestro no es aquél al que entiendes su discurso, es aquél cuya presencia te transforma. No es aquél cuya expresión te guía, sino aquél cuya alusión espiritual te penetra. Tu Maestro no es aquél que te invita a su puerta; es aquel que te levanta el velo que te separa de él. No es aquél que te dirige por las palabras, sino aquél que te transporta a  su estado espiritual. Tu Maestro es aquél que te libra de la prisión de las pasiones para introducirte en la Casa del Maestro de los Mundos (Dios). Es aquél que no cesa de pulir el espejo de tu Corazón hasta que éste irradie las luces de Tu Señor. Él te eleva hacia Allah y cuando estas elevado te lleva hasta Él. Él no cesa de guardarte hasta depositarte en Sus manos. Él te introduce en Luz de la Presencia Divina y te dice : " He ahí a Tu Señor ". Es allí la morada de la salvaguarda de Allah, las fuentes de su existencia y la alfombra de la proximidad de donde uno recibe de parte de Allah "

Es así como lo explica un sufí. Dios es el fin último y el inicio de toda búsqueda espiritual. El Maestro es el indispensable compañero gracias al cual el discípulo supera todas sus ilusiones y pseudoconocimientos para acceder al verdadero Conocimiento, aquél que se hace " por Dios y en Dios".