Vamos a ir apreciando de una manera un poco mas concreta de que forma es vivido este influjo espiritual en la meditación a través de su vehículo; el dhikr.
Cuando el discípulo está inmerso en el estado de disponibilidad después de haber detenido el habla mental, se concentra por entero en el conjunto de fórmulas invocatorias. Al principio se encuentra dentro de los límites de los velos del propio ego, velos formados por el paquete de sus representaciones mentales pero a medida que la conciencia se clarifica y que el espíritu se retira de su implicación en el mundo sensorial por el efecto de su concentración en el dhikr, palabra que literalmente significa " recuerdo " o " regalo divino ", los velos se disipan por el surgir de las luces.
Estas luces son al inicio esporádicas y comparables a relámpagos repentinos y efímeros en medio de nuestra noche interior. Pero a continuación, un cierto estado de iluminación interior deviene en el discípulo un estado de conciencia real y duradero antes de convertirse él mismo en un velo y, consecuentemente, en una limitación. Será la presión de la energía espiritual --himma -la que lo llevará a la necesidad interior de traspasar ese límite.
Cada estado de conciencia tiene sus propias cualidades y también, en un sentido mas concreto, bien que inmaterial, su propia coloración. Los sufis han desarrollado todo un significado simbólico de los colores que deriva de una experiencia real no reducible a significados abstractos. De hecho, cada nivel de conciencia corresponde a un grado del ser, a una modalidad particular de la presencia divina."La multiplicidad de las presencias divinas, escribe Ibn Ajiba,tiene una fuente común que es el Ser Universal, pero los Nombres (o denominaciones de los diferentes mundos o niveles del Ser percibidos) son diferentes en función de la búsqueda y sus visiones (al Narah o nivel de conciencia) y las visiones difieren en función de los grados de conocimiento. ".
El camino interior es también un camino hacia una realidad siempre más universal, la Única Realidad, Al - Haqq.Este itinerario se realiza fundamentalmente por una elevación desde el plano de la percepción sensorial y se orienta, cada vez mas sutilmente, hacia la percepción supraracional, percepción esta que puede estar acompañada de lo que los sufis denominan el alzamiento del velo de los sentidos.Ibn Khaldunescribió : "El combate espiritual y la meditación están seguidos normalmente del desprendimiento del velo de los sentidos y de la visión de ciertos mundos que forman parte de las cosas de Dios, mundos donde es imposible que el hombre que utilice sólo los sentidos tenga alguna percepción ".
De hecho, el mundo sensible que nos parece tan tangible es, él mismo, el producto de un cierto estado de conciencia, de la misma manera que los niveles superiores de conciencia corresponden a otros mundos de una realidad superior. Es en estos últimos donde habitan las figuras arquetípicas o imágenes espirituales que Ibn Arabi denominó" Alum al mithal (mundo de los símbolos)"y que posteriormente Henry Corbin tradujo por el término "imaginal".
En el transcurso de la meditación bajo la forma de la contemplación interior(mushahadah), o en los sueños particularmente luminosos y cargados de significación espiritual, es donde, en el curso de los momentos extáticos mas elevados citados anteriormente- al Hadrah -, el discípulo se abre, en los arrebatos interiores, a la percepción del mundo imaginal, universo del lenguaje simbólico, el lenguaje divino por excelencia. La visión del hombre santo, según un hadith, es una palabra mediante la cual el servidor se comunica con su Señor. Es el diálogo interior que los sufis denominan"munajat"y que se encuentra en un nivel de presencia mas allá de la simple creencia.