Desmitificar la meditación es también, y sobretodo, desde una perspectiva teocéntrica, devolverla a su misterio fundador; el de una presencia o realidad trascendente de un secreto espiritual que está en el origen de toda iniciación, y que es la fuente espiritual a partir de la cual la experiencia interior llega a ser posible. La invocación de las palabras da lugar a la presencia de las realidades espirituales que se descubren a lo largo de un camino en el que el discípulo -murid- aprende a leer las indicaciones que marcan las diferentes etapas de su viaje hacia Dios, la Realidad -Al Haqq- palabra ésta que es uno de Sus Nombres.
El Sufismo se inscribe dentro de una de las tres grandes tradiciones abrahámicas, el Islam, pues, como cada una de estas tradiciones, parte de un acto de fe que, inscribiéndose en ésta tradición es, y muy esencialmente, una vía de conocimiento y de transformación interior. Los Sufis dicen que la situación de aquél que se compromete en la vía -la tariqa-, es parecida a aquél que ha oido hablar del fuego sin haberlo nunca visto jamás. Este hombre puede ponerse un día en marcha y llegar hasta el lugar donde ha oido que había fuego. Cuando ve el fuego, la realidad del mismo le permite pasar de un grado de creencia a uno de contemplación. Una tercera etapa consiste en conocerlo directamente como paso previo a consumirse en él. Este mismo proceso es el que experimenta el murid cuando invoca y medita sobre la formula sufí por excelencia" No hay realidad si no es La Realidad " - "La ilaha illa Llah".Esta formula está constituida por una negación " No hay realidad " seguida cada vez de una Realidad más grande, mas real, más sutil; " si no La Realidad " ; la Unicidad Divina.
Desde el inicio vamos a encontrar en la base del sufismo esta síntesis entre la fe y su superación (que no negación), entre la trascendencia (Dios está siempre mas allá) y la inmanencia (la experiencia de la conciencia divina en nosotros se hace cada vez mas concreta).
Es así como esta ley de complementariedad llega a ser una característica de esta vía: la complementariedad del maestro exterior y el del interior, de la práctica iniciatica y de la Gracia, del Amor y del Conocimiento.
La Vía Sufí es en primer lugar una orientación interior que consiste en no tener otro objetivo que ser, en esencia, conforme a la Realidad en si (la misma palabra Realidad -Al Haqq- es según el Corán una de las cualidades o atributos divinos). Esta orientación interior se sitúa en primer lugar en el nivel del pensamiento antes de llegar a convertirse en un estado del ser humano, una realidad vivida de una manera natural y espontanea que unifica todas las potencias internas. Es muy importante recalcar que sin la consciencia de hacer las cosas "por Dios", es decir, con la idea de provecho alguno o de adquirir supuestos poderes supranormales o experiencias espirituales, la meditación estaría sin duda inmersa en una orientación equivocada de consecuencia imprevisibles.